DeepSeek y el mundo que se avecina
Análisis de noticias de Inteligencia Artificial que importan a los negocios
La llegada de Donald Trump a la Casa Blanca ha generado una nueva oleada de entusiasmo o inquietud, dependiendo de a quién se pregunte, en torno a la inteligencia artificial. Una de sus primeras medidas ha sido revocar la orden ejecutiva 14110 de la administración Biden, que preparaba el terreno para un control estatal más férreo de la IA. En su lugar, Trump ha anunciado el ambicioso proyecto Stargate, una iniciativa privada con una inversión de 500.000 millones de dólares para construir centros de computación en los próximos cinco años, destinados a desarrollar la próxima generación de modelos de IA. Este proyecto, comparado con el programa Apolo que llevó al ser humano a la Luna, busca asegurar el liderazgo mundial de Estados Unidos en inteligencia artificial y contrarrestar el avance imparable de China evidenciado tras el efecto DeepSeek.
Este giro de Estados Unidos hacia un enfoque pro-mercado contrasta fuertemente con la situación en Europa, donde una ley de IA aprobada prematuramente y un ecosistema empresarial tecnológico más débil dejan a la región en una clara desventaja competitiva. Aunque es posible que la enorme inversión del proyecto Stargate no logre en 5 años la ansiada AGI (Artificial General Intelligence), capaz de automatizar cualquier tarea cognitiva al nivel humano, por el camino surgirán descubrimientos inesperados que tendrán un gran impacto en nuestras vidas. Los grandes avances de la humanidad surgen de la ilusión, jamás de una visión negativa y catastrofista del mundo. Europa debe plantearse a qué quiere jugar, si al liderazgo regulatorio mundial o a la creación de un entorno propicio para el desarrollo de una tecnología que a lo largo de este siglo va a transformar la sociedad profundamente, de forma comparable a cómo lo hizo la agricultura o la máquina de vapor.
Momento DeepSeek
En 1957, la Unión Soviética revolucionó el mundo con el lanzamiento de Sputnik, el primer satélite artificial de la historia, que completó 1.440 órbitas alrededor de la Tierra, cruzando también el cielo de Estados Unidos. Este hito desencadenó una profunda conmoción en el país, al evidenciar que la URSS lideraba la carrera espacial. La respuesta fue contundente: una movilización nacional plasmada en el programa Apolo, que culminaría, 12 años después, con la llegada del primer hombre a la Luna. De manera análoga, la publicación por parte de la empresa china DeepSeek de su modelo R1 se ha convertido en el “momento Sputnik” de Estados Unidos en la carrera por dominar la Inteligencia Artificial. Las innovaciones que presenta R1 han encendido las alarmas de una aparente ventaja china, propiciando que Nvidia protagonice una de las mayores caídas en bolsa de la historia.
El motivo por el que DeepSeek-R1 supone un gran hito es doble. Por un lado, es un modelo publicado en formato open source, que recuerda el espíritu de los primeros años de OpenAI. Y no solo están disponibles los pesos del modelo para que cualquiera los utilice, sino que también la investigación es completamente abierta, como si se tratara de un proyecto académico. Los detalles técnicos están a disposición de la comunidad, fomentando el aprendizaje y la evolución colectiva. Por otro lado, las restricciones de exportación de hardware especializado impuestas por EE UU precisamente a empresas como Nvidia, han obligado a DeepSeek a entrenar sus modelos con GPUs menos potentes que las disponibles en otras partes del mundo.
Esto ha agudizado el ingenio del equipo de DeepSeek, que ha logrado replicar las capacidades de modelos propietarios de una manera significativamente más eficiente y económica, mucho antes de lo que se podía vaticinar.
Gracias a los avances recogidos en un informe técnico muy exhaustivo, DeepSeek R1, el modelo con el nuevo paradigma de razonamiento, se ha posicionado como el modelo open source más competitivo del momento. Esto queda demostrado en el ranking del Chatbot Arena, el único banco de pruebas realmente fiable, basado en evaluaciones comparativas hechas por humanos. De hecho, DeepSeek R1 ha logrado superar incluso al modelo o1 de OpenAI en la clasificación, a la espera del inminente lanzamiento de o3, cuyas impresionantes capacidades ya analizamos en la edición anterior de Explicable. En cuanto a las restricciones de uso, hay que tener en cuenta que este modelo de lenguaje está diseñado para alinearse estrictamente con los valores y principios del gobierno chino. Por este motivo, temas como los hechos ocurridos en la Plaza de Tiananmén en 1989 o alusiones a Winnie the Pooh están fuera de los límites permitidos en la conversación.
Stargate, el nuevo sueño americano
OpenAI fue pionera en demostrar el verdadero potencial de los LLMs (Large Language Models), apostando por la escala gastando desorbitadas cantidades de dinero para el estándar de la época. Sin embargo, antes de la aparición de ChatGPT los LLMs eran poco más que “regurgitadores” de palabras, útiles únicamente para tareas básicas de procesamiento de lenguaje natural, como por ejemplo el análisis de sentimiento. La genialidad de OpenAI radicó en condicionar un modelo base mediante un entrenamiento específico orientado a las preferencias del diálogo humano. Así nació ChatGPT, revolucionando el panorama tecnológico de una manera de sobra conocida por todos.
A la competencia le costó más de un año igualar el nivel de ChatGPT, una ventaja que catapultó a Sam Altman como la figura más influyente del mundo tecnológico.
OpenAI tenía a los mejores ingenieros, pero a diferencia de las grandes empresas tecnológicas como Microsoft, Amazon o Google, carecía de un ingrediente fundamental para seguir escalando sus modelos: infraestructura de cómputo.
Esta necesidad había sido colmada por Microsoft a través de un acuerdo de inversión que forzó a OpenAI a pasar de ser una organización “sin ánimo de lucro” a una “con lucro limitado”, donde parte de las futuras ganancias se destinarían a devolver 100 veces el capital invertido, y el resto a la organización “sin ánimo de lucro”. Un planteamiento que contaba con la llegada de la AGI para obtener abundantes beneficios, algo que claramente pecaba de optimismo.
Ahora Sam Altman dobla la apuesta con el proyecto Stargate, una ambiciosa iniciativa destinada a asegurar que Estados Unidos mantenga su liderazgo en la carrera hacia la AGI. Este proyecto, que evoca los paralelismos del programa Apolo, destaca por un hecho sorprendente: su financiación es 100 % privada, sin coste alguno para los contribuyentes, reflejando un cambio profundo en nuestra era. Los grandes logros del pasado dependían de una fuerte inversión estatal, mientras que hoy es el capital privado el que asume ese rol. A pesar de ello, el papel del gobierno estadounidense sigue siendo fundamental para evitar que la burocracia obstaculice la construcción de grandes centros de computación. Por este motivo Donald Trump ha manifestado su compromiso con el éxito de Stargate, respaldando la iniciativa con la aprobación de los decretos necesarios para facilitar su desarrollo.
Es importante destacar que el proyecto Stargate se inició antes de la irrupción de DeepSeek y ya tenía como objetivo garantizar el liderazgo global de Estados Unidos en inteligencia artificial, especialmente frente a los avances procedentes de China en áreas como la robótica. Aunque DeepSeek ha demostrado que es posible lograr resultados similares con menos recursos, las necesidades computacionales seguirán siendo enormes, lo que hace que el proyecto sea más relevante que nunca. La historia de la computación nos enseña que los avances en eficiencia y reducción de costes no van aparejados de una menor demanda de tecnología. Al contrario, estos avances democratizan el acceso a la tecnología aumentando su adopción global, lo que incrementa la demanda. Por lo tanto, si DeepSeek logra hacer más con menos, el proyecto Stargate se beneficiará obteniendo mayores logros en menos tiempo, algo que sin duda debería generar entusiasmo e ilusión por el futuro.
Europa languidece
Europa abrazó de forma apresurada la visión catastrofista de la inteligencia artificial, reflejada en el EU AI Act, el reglamento sobre IA aplicable en toda la Unión Europea. España, por su parte, ya presume de ser el primer país de la Unión Europea en crear la AESIA (Agencia Española de Supervisión de la Inteligencia Artificial), donde 80 empleados públicos tendrán la tarea de vigilar el uso de la IA en el país y sancionar a las empresas que no cumplan con las obligaciones que exige dicho reglamento. Actualmente, el EU AI Act genera más dudas sobre su aplicación que beneficios tangibles para los ciudadanos europeos. Especialmente en un escenario de rápidos avances tecnológicos, que inevitablemente demandará actualizaciones constantes de la norma. Este enfoque de legislar preventivamente, basado en riesgos hipotéticos que podrían haberse gestionado adaptando las leyes existentes, acarrea un alto coste de oportunidad. Es el “efecto Bruselas” llevado a su máxima expresión.
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Muy bueno y valiosísimo resumen de la situación mundial. Deseando vivir cómo evoluciona cada uno en esta carrera