El Futuro del Trabajo
Análisis de noticias de Inteligencia Artificial que importan a los negocios
El impacto de la Inteligencia Artificial en el futuro del trabajo se ha convertido en uno de los temas centrales del debate actual. Figuras destacadas como Geoffrey Hinton, Sam Altman o Dario Amodei subrayan la necesidad de abordar este desafío, a pesar de que nadie ofrece soluciones definitivas. En un mundo caracterizado por la hiperproductividad obtenida mediante sistemas autónomos, numerosas personas podrían quedar fuera del sistema laboral. ¿Cómo cambiará el concepto de trabajo, tan arraigado en nuestra sociedad desde la Revolución Industrial? ¿Cómo deberíamos prepararnos para esa posibilidad?
Además, por primera vez en la historia, los avances tecnológicos amenazan no solo los empleos de "cuello azul", trabajos manuales poco cualificados, comunes en fábricas, sino también los de "cuello blanco", ocupados por profesionales con formación superior dedicados a tareas de gestión, análisis y organización, habituales en oficinas. El ritmo acelerado de la evolución tecnológica que ha impulsado la IA es el caldo de cultivo perfecto para intensos debates sobre el futuro del trabajo, pese a la gran incertidumbre que los rodea. Y es que cada nueva tecnología deja claro qué empleos están en riesgo, pero resulta casi imposible anticipar qué nuevos roles surgirán para los humanos.
Agentes de cuello blanco
Dario Amodei, CEO de Anthropic, lanzó un mensaje contundente en una reciente entrevista: en los próximos cinco años, el 50 % de los trabajos de “cuello blanco” van a desaparecer, especialmente los puestos administrativos más básicos. Como consecuencia, instó a los gobiernos a prepararse para esa situación y, de paso, a confiar en su empresa para liderar esta transición.
Esta postura ha sido criticada abiertamente por Jensen Huang, CEO de Nvidia, quien ha cuestionado que se alerte sobre los peligros de la IA mientras, al mismo tiempo, se busca controlar su desarrollo. Por el contrario, Huang defiende un desarrollo más transparente y abierto para garantizar la seguridad de la tecnología.
Otro punto que inquieta a Dario Amodei es el futuro laboral de los trabajadores júnior, es decir, quienes buscan su primer empleo. Según él, su entrada al mercado será mucho más difícil en los próximos años. La razón reside en los avances de los modelos de lenguaje (LLM), que han evolucionado más allá de simples chatbots para funcionar como agentes inteligentes. Estos pueden buscar información, usar herramientas digitales y reflexionar sobre sus respuestas. Podríamos ver a estos agentes como "becarios con tiempo infinito": tienen la capacidad de una persona sin experiencia para manejar información, pero con la ventaja de poder procesar enormes cantidades de datos a gran velocidad, como si el tiempo no fuera un factor limitante. Aunque el símil es simplista, ilustra la preocupación de Amodei: ante la disponibilidad de "becarios digitales" a un coste irrisorio, las empresas podrían dejar de contratar perfiles júnior.
Sin embargo, la Inteligencia Artificial también puede jugar a favor de los profesionales jóvenes. Los trabajadores júnior del futuro podrían estar mejor preparados que muchos perfiles sénior actuales, gracias a un uso más eficiente de las herramientas de IA. Además, el elevado salario de los trabajadores sénior puede convertirse en un obstáculo si no se amoldan a una nueva realidad donde la eficiencia y la capacidad de adaptación son clave. Un profesional joven con buena formación y dominio de la IA puede ofrecer más valor por menos coste, gracias a que la IA le permite tener una curva de aprendizaje mucho más rápida.
No está claro si estos agentes inteligentes reducirán la demanda de trabajadores de cuello blanco. A lo largo de la historia, cada revolución tecnológica, desde la máquina de vapor hasta internet, ha traído consigo un aumento significativo de la productividad. Esto, a su vez, ha dado lugar a nuevas industrias y profesiones que antes ni siquiera existían. ¿Por qué pensar que esta vez será diferente?
Una conversación necesaria
Para abordar este interesante debate, el Instituto de Inteligencia Artificial ha organizado las primeras conferencias sobre el futuro del trabajo, donde trataremos este tema con el máximo rigor y objetividad. IIAConf tendrá lugar en Alicante el próximo 26 de junio de 2025 y por ser lector de Explicable puedes obtener la entrada a mitad de precio utilizando este cupón de descuento: EXPLICABLE50
Robots de cuello azul
Fei-Fei Li es una de las figuras clave en la actual oleada de la inteligencia artificial. En 2010 lanzó ImageNet, el mayor conjunto de imágenes etiquetadas hasta la fecha, junto con un concurso anual para que distintos grupos de investigación compitieran por desarrollar el mejor método de visión por computador. En 2012, una solución basada en redes neuronales barrió al resto, marcando el inicio de la revolución del deep learning que aún vivimos.
El foco actual de Li es la llamada inteligencia espacial, que según ella es la próxima frontera de la IA. Mientras que los grandes modelos de lenguaje (LLM) han avanzado en la comprensión del texto, Li defiende que los sistemas actuales aún necesitan desarrollar una comprensión del espacio físico tridimensional para acercarse a la inteligencia humana. La inteligencia humana opera en un ciclo continuo de "ver, entender y actuar", un concepto que ella denomina inteligencia espacial.
Este tipo de inteligencia es fundamental para que la IA avance en entornos dinámicos y complejos, como la conducción autónoma o los robots humanoides. A diferencia del lenguaje, donde el contexto está más acotado, el mundo físico presenta una combinación infinita de situaciones que la IA debe interpretar y resolver en tiempo real. Por eso, tecnologías como los coches autónomos avanzan más lentamente de lo previsto y en sus despliegues actuales siguen requiriendo intervención humana para resolver casos imprevistos. Lo mismo ocurre con los robots humanoides. Aunque los vídeos que circulan muestran robots resolviendo tareas domésticas de manera sorprendente, la realidad es que su integración en la vida cotidiana será más lenta y gradual. La razón es que todavía carecen de la "inteligencia espacial" necesaria para generalizar su comportamiento ante la infinidad de escenarios posibles, una habilidad básica no solo para los humanos, sino para cualquier ser vivo con capacidad de ver.
En definitiva, el verdadero salto de la inteligencia artificial llegará cuando las máquinas logren entender y actuar en el mundo físico de forma eficaz. Ese momento marcará el inicio de una nueva era: la de la autonomía real, con un impacto directo en los empleos de cuello azul. Hablamos de medios de transporte que conducen solos, fábricas que operan sin intervención humana o robots humanoides que desempeñan funciones de policías, jardineros, albañiles o personal de limpieza. Un futuro en el que las tareas físicas también podrán ser automatizadas, no solo las intelectuales.
La pregunta ya no es si eso ocurrirá, sino cuándo. Y aunque hoy parezca lejano, los avances actuales, unidos a la fuerte inversión en este campo, podrían acortar ese plazo más de lo que imaginamos.
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