La Batalla del Copyright
Análisis de noticias de Inteligencia Artificial que importan a los negocios
Cada vez son más los creadores que alzan la voz contra el uso no autorizado de sus obras para entrenar modelos de inteligencia artificial. Las demandas legales contra empresas tecnológicas no dejan de acumularse, acusadas de construir sus modelos de negocio sobre las bases de Copyright ajeno. Y, al mismo tiempo, flota en el aire la duda de si las obras generadas por IA pueden o no ser objeto de derechos de autor. Lo único indiscutible es que las reglas del juego han cambiado y urge una reforma profunda y valiente de las leyes de Copyright para estar a la altura del impacto que la IA generativa está teniendo en la sociedad.
En apariencia, el principio básico es sencillo: si una obra creada por IA reproduce de forma casi idéntica una obra protegida, debería aplicarse la misma norma contra el plagio que rige para los humanos. Por ejemplo, si un modelo generara las primeras 20 notas de la canción Yesterday, nadie podría usar ese resultado sin el permiso de los titulares de los derechos. Pero el verdadero dilema es otro: ¿qué ocurre si la IA se entrenó con Yesterday, pero nunca genera nada parecido?
A continuación analizaremos los tres grandes debates sobre Copyright e IA, que el Derecho todavía no ha sabido responder.
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1️⃣ Inspiración o derivación:
Si una IA aprende a partir de obras protegidas, pero genera resultados completamente nuevos y sin aparente plagio, ¿deberíamos considerarlo simple “inspiración”, como hacemos los humanos? ¿O, por el contrario, toda salida de un modelo entrenado con obras ajenas es inevitablemente una obra derivada?
Si el entrenamiento se considera equivalente a la experiencia humana —influencias recibidas por la observación, lectura y escucha de referencias culturales—, entonces sus resultados podrían ampararse en el fair use que establece la norma del Copyright. Pero muchos creadores sostienen que esta doctrina, concebida en un mundo sin IA, no puede aplicarse sin más.
Si finalmente se decidiera que los autores de obras protegidas deben ser compensados, ¿cómo hacerlo de forma justa, proporcional y viable? Especialmente sabiendo que los modelos funcionan mejor cuanto más valiosas son las obras con las que se entrenan.
2️⃣ Esfuerzo humano y derechos de autor:
La IA generativa ha democratizado la creatividad: cualquiera puede generar imágenes, vídeos o música utilizando su buen gusto y un buen puñado de prompts. La pregunta de este debate sería: ¿es suficiente la capacidad de seleccionar el mejor resultado para reclamar derechos de autor? ¿O debemos exigir una intervención creativa más profunda, combinando herramientas, técnicas y procesos que demuestren un esfuerzo relevante? ¿Es posible medir ese esfuerzo de manera objetiva para establecer el límite a parir del cual reconocemos esos derechos? Sabemos que el valor del arte no siempre correlaciona con el trabajo invertido. Con la IA, esa relación se desvincula aún más.
3️⃣ Uso de estilos protegidos:
Si alguien pide a una IA que genere una obra “al estilo de Studio Ghibli” y monetiza ese contenido, ¿debería compensar al propietario de los derechos de ese estilo visual, aunque no haya plagio directo de ninguna obra concreta? ¿Y qué ocurre si es la propia IA la que aplica un estilo reconocido sin que el usuario lo solicite?
Una posible solución sería etiquetar las obras generadas por IA para poder auditar los prompts y evitar infracciones de estilo. Pero tampoco podemos ignorar que la avalancha de imágenes “tipo Ghibli” en redes sociales también actúa como publicidad gratuita que incrementa el valor de la marca.
Como vemos, estos debates abren preguntas complejas que dividen profundamente a creadores, tecnólogos y juristas. El legendario director James Cameron, firme defensor del uso de la IA como herramienta creativa en el cine, lo tiene claro, como demuestra en una entrevista reciente.
Pero la sociedad y la legislación, por ahora, siguen atrapadas en este mar de dudas que deberíamos resolver cuanto antes en beneficio del interés general. Porque la IA generativa amplifica la creatividad humana y su avance es ya imparable.
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